La vida estuvo en jaque en tiempos de Pandemia y aferrándonos a ella aprendimos a cuidarnos y cuidar más a nuestros seres queridos.
Y como se interrumpió nuestro ritmo habitual de visitas y salidas, algunos enfocamos la mirada en nuestro hogar. Y ahí estaba la vida también.
Así un día llegó Chance, un gatito de alrededor de tres meses que nos siguió dos cuadras demostrándonos que había lugar para él no solo en casa sino también en nuestros corazones.
Y la mirada también se volvió al Jardín y en él como un rompecabezas, las piezas encontraron su lugar. Había pasión ahí, emoción, recuerdos, paciencia, cierta locura, abstracción y amor por la vida.
Desde ahí todo fluyó con una poderosa fuerza original que solo esperaba el momento de surgir.