En 2020, la Pandemia sacudió nuestro ritmo habitual de vida y nos dio la chance de re-pensarnos. Pasamos los mejores días de fines de marzo encerrados y la restricción del ASPO (Aislamiento Social Preventivo Obligatorio) se extendió hasta someternos a la cuarentena más larga del mundo.

Nadie nos preguntó si contábamos con herramientas o redes de contención. Ni hablar de los recursos económicos en un país con crisis recurrentes. Soportamos tantas privaciones que a la luz del paso del tiempo, fuimos sometidos a una prueba de gestión en un escenario de total incertidumbre.

Sin dudas, fue la experiencia más desafiante en décadas y los aspectos positivos y negativos fueron los puntos de partida para evaluar cuál fue nuestra capacidad de supervivencia, de adaptación.

Lo Positivo

Anticipación: las noticias de Europa mostraban la película de la que seríamos protagonistas, dándonos cierta ventaja para prepararnos

Aire puro: la falta de vuelos y circulación de autos nos permitió respirar el aire más fresco del que se tenga memoria

Animales: vimos especies casi en extinción asomarse al mundo otra vez y muchas aves volvieron a cantar y dejarse ver en las ciudades.

Hogar: compartir espacios por más tiempo, ya sea con mascotas, parejas, familia. Nuestra casa fue protagonista y los proyectos para mejorarlo, tuvieron oportunidad de realizarse.

Tecnología: adaptarse a las plataformas disponibles tanto para el trabajo remoto, estudiar y mantenernos cerca de nuestros amigos y familia, fue clave. Por otro lado, la desigualdad de oportunidades, implacable.

Comunidad: los vecinos de un mismo edificio empezaron a verse más seguido generando colaboración e incluso ofreciendo su ayuda para realizar las compras de los mayores.

Plantas: así como el hogar fue el centro de nuestra vida, alegrarlo con flores y verde nos aportó un cable a tierra.

Sobrevivir fue el desafío, y muchos no lo lograron. Vale rezar por las pérdidas de tantas vidas.

Este post continuará con los aspectos negativos que enfrentamos, aunque sin compasión la supervivencia de la humanidad se encuentra en un equilibrio frágil.

Si «Nadie se salva solo» como dijo el Papa Francisco, la humanidad habrá aprendido?

 

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